jueves, 17 de abril de 2014

Los Cátaros: seguidores de ideas Orientales en medio de Europa

Foto
En el siglo X se empezó a propagar por Europa Occidental una creencia religiosa herética llamada catarismo. Pero fue en Occitania, en el actual sur de Francia, donde echó sus raíces. Los seguidores de esta nueva doctrina, los cátaros, no compartían las mismas ideas con la Iglesia de Roma. Quizás, el origen de sus creencias venía de muy lejos.

La doctrina que seguían los cátaros era una corriente religiosa gnóstica, dentro del cristianismo. El movimiento tenía una concepción puramente dualista, es decir, creían en la existencia de dos principios opuestos, el Bien y el Mal, el mundo espiritual creado por Dios y el mundo material creado por Satán. Los cátaros creían que el Cielo y las almas creadas por Dios eran indestructibles, incorrompibles y verdaderas. Sin embargo, el Diablo, había creado todo el mundo físico, ilusorio, inestable, donde hay violencia, guerras y sufrimiento. Pero el Diablo era incapaz de crear espíritus como los de Dios, es por eso que necesitó usurpar una parte de su creación. A través del engaño y la manipulación consiguió bajar del Cielo a su mundo material algunos espíritus. Éstos eran las almas de las personas que estaban atrapadas en un cuerpo, una creación de Satán.


Los cátaros creían en la reencarnación. Cuando un cuerpo moría, el alma que estaba aprisionada no podía volver al Cielo y debía reencarnarse en otro cuerpo. La única manera de romper este ciclo era vivir una vida ascética, sin estar apegado a las cosas materiales y rechazando el mundo físico para no corromper el espíritu. De esta manera, después de la muerte, el alma podría volver al Cielo y ascender al paraíso inmaterial. Como creían en la reencarnación, no comían carne. Además consideraban que tener hijos era un error porque se traía una alma pura y se la aprisionaba en un cuerpo. Debido a estas creencias, los cátaros seguían una vida de pobreza, castidad y vegetarianismo. Esta doctrina y el rechazo al mundo material, les llevó a que se considerasen hombres purificados y se les conocía como bons homes (buenos hombres) o perfectos. Ellos también creían que Jesús no se encarnó, ya que un espíritu puro no debía corromperse con el mundo material. En lugar de esto, Jesús adoptó forma humana para poder transmitir su mensaje a todas las almas de la Tierra, para que éstas pudieran escapar del ciclo de la reencarnación.

Y atención porque ahora sí que viene el gran sacrilegio: Los cátaros aseguraban que el Antiguo Testamento era satánico y que Yahvé era, ni más ni menos que el Diablo! Yahvé, tal y como es descrito en el libro sagrado,  no podía ser el auténtico Dios ya que creó el mundo material y además era vengativo, cruel y sanguinario. Entonces, los cátaros sólo aceptaban como verdadero el Nuevo Testamento. Además, para ellos la Iglesia Católica estaba corrompida y había abandonado los ideales en los que se basaba Jesús. Todo esto, obviamente, les costó una cruzada. En otra entrada del blog hablaré de ella.


"Santo Domingo y Los Cátaros". La parte de la izquierda del cuadro representa representa a Santo Domingo entregando una Biblia a un cátaro. Éste la recibe y se la lleva para adentro. En la parte de la derecha nos enseñan como los cátaros, a solas, intentan quemarla, pero el libro sagrado levita y no sufre daño.

Seguidamente os mostraré un fragmento de un texto cátaro, llamado "La Cena Secreta del reino de los Cielos". El texto consiste en una serie de preguntas hechas por Juan a Jesús. Podemos ver como los Cátaros defendían que la creación de la "carne" no era obra de Dios y que el mundo terrenal pertenecía a Satán.

Y seguidamente, yo Juan, interrogué así al Señor: "¿Cómo se puede decir que Adán y Eva han sido creados por Dios y puestos en el Paraíso para obedecer las órdenes del Padre, y que han sido seguidamente abandonados a la muerte?" Y el Señor me respondió: "Escucha Juan, amado de mi Padre, son los ignorantes los que dicen, en su error, que mi Padre ha fabricado esos cuerpos de barro. En realidad, El creó todas las Virtudes del cielo por el Santo Espíritu: es a causa de su pecado, por lo que estos se encontraron con cuerpos de barro mortales y por lo que fueron en consecuencia a la muerte." Y de nuevo, yo Juan, interrogué al Señor: "¿De qué manera un hombre puede tomar nacimiento en espíritu en un cuerpo de carne?" Y el Señor me respondió: "Salidos de ángeles caídos del cielo, los hombres entran en el cuerpo de la mujer y reciben la carne de la concupiscencia de la carne. El espíritu, nace por lo tanto del espíritu y la carne de la carne. Y así se cumple el reino de Satán en este mundo y en todas las naciones." Y él me dijo aún: "Mi Padre le ha permitido reinar siete días que son siete siglos." 

¿Pero de dónde surgió esta corriente de pensamiento? Algunas de sus ideas nos recuerdan religiones o filosofías orientales. En efecto, el catarismo probablemente nació en Europa oriental, en Asia Menor, los Balcanes, donde bebió de fuentes maniqueas. Desde allí se extendió a través de las rutas comerciales por la Europa occidental. Podemos prácticamente asegurar que su origen fue el maniqueismo, religión de la cual tiene muchos puntos en común. Los maniqueistas también aceptaban la existencia de dos mundos opuestos, el del Bien y el del Mal, el espiritual y el físico. Y, de la misma forma que los cátaros, creían en la reencarnación. Practicaban el ascetismo, eran vegetarianos y ayunaban cada semana; todo para poder romper el ciclo de reencarnaciones y liberar su espíritu. Para los maniqueistas, muchos profetas como Zoroastro, Jesús y Buda fueron enviados por Dios a la Tierra para ayudar a la humanidad. Su líder y fundador fue Mani, un profeta iraní. Y para los seguidores de esta religión, el profeta Mani era el último de ellos que sería enviado.
Mani delante del rei Bukhram-Gur
El maniqueismo se divulgó por medio mundo hasta el siglo XVII. Sus ideas traspasaron las fronteras del imperio romano, del imperio sasánida y de todo el mundo árabe, llegando a China. Esta religión de origen iraní influenció en gran medida a otras, como es el caso del catarismo. La Iglesia Católica consideró que la religión de los cátaros era una herejía de origen maniquea, y movió cielo y tierra para exterminarla.

Pero las ideas de los cátaros tenían muchísimos puntos en común con tradiciones aún más lejanas que el maniqueismo. Evidentemente a todos nos viene a la cabeza el budismo por la creencia en la reencarnación, pero también existen en la India multitud de tradiciones como el Jainismo que promueven el ascetismo para alcanzar la iluminación. En el caso de Buda, nos ha llegado la historia de que durante una etapa de su vida llegó a practicar un férreo ascetismo. Él y sus compañeros se privaron de todos los bienes materiales, incluidos los alimentos, para no depender del mundo físico y liberar su espíritu. La historia nos dice que estaba tan débil que un día casi muere ahogado cuando intentaba bañarse en un río.

Ya sea cátaros o jainistas, la lucha que tenían estos hombres con el mundo material no era en vano. Indudablemente que fortalecían su espíritu y eliminaban sus temores. Algunos de ellos eran capaces de dejarse morir de hambre, para ellos su cuerpo no valía mucho. Para que veáis a lo que me refiero, esto es lo que dijo Guillaume Bélibaste, el último perfecto cátaro que murió quemado por la Inquisición, al hombre que lo traicionó:

Si pudieras volver a sentimientos mejores y arrepentirte de lo que has hecho contra mí, te recibiría y luego los dos nos arrojaríamos desde lo alto de esta torre, e inmediatamente mi alma y la tuya ascenderían al Padre celestial. No me preocupa mi carne porque nada tengo en ella; pertenece a los gusanos.

Increible, ¿verdad? Estas son las palabras de alguien que no está apegado ni tan siquiera a su cuerpo y  que no tiene miedo a la muerte. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario